
Ciudades y pueblos
Un mosaico de estilos
Gipuzkoa es una conjunción de montes, valles y costa, sin límites establecidos. El monte a veces acaba en el mar sin previo allanamiento.
En la conjunción de monte, río y mar se establecieron los puertos y las poblaciones costeras. Aprovechando cada espacio, encajonándose en el medio natural. En esta geografía humanizada, todo está habitado. Las ciudades y pueblos son asentamientos históricos con marcada personalidad; podemos distinguir de dónde es cada uno por la variante del euskera que habla.
El monte también está habitado. Los caseríos que lo ocupan son unidades de producción seculares que explican el desarrollo interior del de Gipuzkoa. La industrialización posterior transformó las cuencas y dio origen al mosaico actual de ciudades y pueblos. Interés histórico, encanto rural y tipismo marinero. Lo tenemos todo.
Costa
La vuelta al Mundo desde aquí
Un mar como el Cantábrico forja el carácter y las habilidades de las gentes que viven en una batalla siempre desigual con él. Es omnipresente. Toda la existencia gira en torno al mar, a sus mareas, a sus borrascas, a sus calmas, a su riqueza.
Puertos y pueblos se configuran desafiando a sus caprichos y agresiones. Con su severidad, el mar es el mejor maestro, el que enseña a los arrantzales a ser los mejores pescadores. En sus puertos nacieron los más brillantes marinos, exploradores y guerreros, como Juan Sebastián Elcano, Blas de Lezo, el almirante Churruca, Andrés de Urdaneta, Miguel Oquendo o Miguel López de Legazpi, entre muchos otros. De aquí salieron los primeros balleneros hacia los mares del Norte. De este mismo mar que nos embiste a diario, con diferencias de hasta cuatro metros de altura entre sus mareas, que reconfigura el paisaje costero a cada minuto y nos regala algunas de las mejores playas del Cantábrico.
Nuestras localidades marineras, repartidas a lo largo de 86 kilómetros de línea costera, buscaron el abrigo de bahías (Hondarribia, Donostia…) o la fortaleza de los montes (Pasaia, Getaria, Mutriku…) para sus construcciones alegres y coloristas. La presencia de magníficos restaurantes y la implantación de conserveras de prestigio internacional sazonan de sabor cada rincón. Realmente, no sabrás hacia dónde mirar. Pero si lo haces al mar, tras el horizonte descubrirás el resto del mundo, como lo siguen haciendo desde hace siglos los hijos de aquí.
Interior
Donde se vive la Historia
Podrás captar el latido vital de este territorio paseando por el interior, un horizonte verde que define el paisaje de Gipuzkoa.
Desde siempre, las vía de comunicación han seguido los valles que recorren el Territorio en sentido norte-sur. Será un viaje con pocas rectas pero tras cada curva surge la sorpresa. Cada pueblo tiene su secreto: puede ser un casco histórico, una cueva paleolítica, o un mercado que se remonta a 500 años; una ermita que es catedral o un santuario. El pueblo que es la cuna de la sidra o la localidad donde nació San Ignacio de Loiola. Un museo para marionetas, otro para el ferrocarril y muchos para la gastronomía. Para abrir el apetito.
Tenemos pueblos pequeños con marcado acento rural que conviven con ciudades de arraigo industrial y fuerte dinamismo cultural. En cada uno de ellos habita y se divierte la Historia. ¿Nos acompañas a verlo?
Donostia / San Sebastián
Asómate a la Bahía de La Concha y disfruta de las mejores rutas de pintxos
Esta ciudad tiene de por sí una belleza pura, inherente, magnética, pero también tiene todos esos artificios inventados para hacer la vida más emocionante y memorable.
En el reparto de las cualidades, San Sebastián ha tenido mucha suerte. Si a una ciudad le toca estar junto a la costa, ya es una gran ventaja. Primer premio. Pero si el mar y la tierra hacen una composición inverosímil y genial, y dibujan una bahía brillante, con una pequeña isla en medio y rodeada de montes verdes, y dibujan tres playas y un río y una zona suficientemente ancha de aluvión sobre la que se pueden construir calles, plazas y jardines, una vida urbana completa, entonces la ciudad que se ubica ahí es una gran privilegiada. Premio gordo.
Pero lo extraordinario es que Donostia, además, ha sido mimada por el ciudadano común, orgulloso de su ciudad y de los placeres artificiales que ésta les ofrece: los sabores de sus pintxos, la música de los festivales de jazz, la inspiración de sus museos y la emoción de las películas del Zinemaldia.